Cuando el bebé nace, ni sus ojos ni su sistema visual están totalmente desarrollados. Hasta los 6 años el sistema de visión infantl es muy plástico y maleable tanto si tiene una alteración visual para que reaccione por sí mismo y cree nuevos patrones visuales y de conducta, como si dicho problema es detectado y tratado en el transcurso de ese tiempo, permitiendo que sea más efectivo su tratamiento y más rápido de solucionar.
Por eso, una detección precoz a estas edades de cualquier problema visual, es muy importante para poder tratarlo a tiempo y que no interfiera en el desarrollo motor, sensorial y neurológico del niño, lo que causaría posteriormente problemas de aprendizaje.
Esto no quiere decir que un problema visual sólo tenga solución si se trata antes de esos 6 primeros años de vida. Más bien significa que cuanto mayor es la edad de la persona más lento será el tratamiento y en algunos casos llegará a ser menos eficaz de lo que lo es en los más pequeños.
Algo parecido a lo que ocurre con los huesos: cuanto más mayores somos más difícil es que nos recuperemos de la rotura de un hueso. Cuanto más instaurados estén los patrones de adaptación, más complicado será romperlos y crear nuevos correctos.
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