Ya os hemos contado la primera parte de la historia de la óptica y de las lentes. Y como lo prometido es deuda, y a buen seguro os hemos dejado a medias, hoy os traemos la segunda parte. Ya os avanzamos que este artículo contiene algunos spoilers de los grandes de la historia y cómo no, además, hacemos un pequeño guiño a la optometría comportamental.. Cómo debe ser.
El Dream Team.
Seguimos por donde nos quedamos. Llegamos ya a los cracks, a los dandys, a los jugadores top, que diría Mourinho. Un equipo compuesto por Leonardo Da Vinci, Francisco Maurolius, Juan Bautista Porta, el español Benito Daza de Valdés, Galileo, Kepler, Snellius, Descartes, Pierre de Fermat, Philippe de la Hire e Isaac Newton, entre otros muchos que ocuparían el banquillo de este Dream Team. Un equipazo comparable a la Holanda de Cruyff. Entre todos, realizaron avances en la combinación de lentes, nos enseñaron lo que era un telescopio, avanzaron en óptica geométrica, descubrieron que la imagen se forma en la retina en forma invertida, se sacaron de la manga la ley de refracción, y mucho más. Vamos, que gracias al trabajo de este equipo se establecieron los fundamentos de la óptica moderna. Para que luego digan que no hay rival pequeño.
A partir de aquí, todo lo relacionado con óptica comienza a avanzar a la velocidad de la Luz. Luz-óptica, todo cuadra. Y a finales del siglo XVIII, un tal Benjamín Franklin inventó las lentes bifocales en Norteamérica. Llegan las gafas con varillas y los primeros hipsters de este siglo. Pero, modas aparte, el gran avance fue que se consiguió reducir el tamaño y peso de las lentes logrando un poder iluminador mayor.
El secreto de Joseph von Fraunhofer.
Mención especial en este artículo merece Joseph von Fraunhofer. Como todos los genios, véase Maradona o Steve Jobs -cada uno con lo suyo, claro-, tuvo una infancia difícil. Joseph se quedó huérfano a los once años, y siendo apenas un pipiolo comenzó a trabajar como aprendiz en el taller de un cristalero llamado Philipp Anton Weichelsberger.
En 1801 la empresa en la que trabajaba se derrumbó, y Fraunhofer quedó sepultado bajo los escombros. Justo antes de ir hacía la luz como Caroline, nuestro protagonista fue rescatado por el príncipe elector de Baviera, Maximiliano IV José, que se convirtió en su mentor (le cogió cariño al chaval, vamos) y le ayudó a conseguir algunos de sus logros como un nuevo método de manufactura de lentes o innovaciones en la producción de vidrio para microscopios y telescopios.
Pero lo mejor estaba por llegar. Tras meses de estudios, Fraunhofer empezó a trabajar en el Instituto de Óptica de la abadía de Benediktbeuern, un monasterio benedictino desconsagrado dedicado a la fabricación de cristal. Aquí descubrió el modo de crear los mejores cristales ópticos, a la vez que inventó un método extraordinariamente preciso para medir la dispersión. En 1818 pasó a dirigir el Instituto y gracias a los extraordinarios instrumentos ópticos que Fraunhofer había desarrollado, Baviera sustituyó a Inglaterra como referencia en la industria óptica. De hecho, el proceso de elaboración de estos cristales ópticos de Baviera era un secreto de estado que no se desveló hasta casi cien años más tarde.
Y ya en el siglo XIX llegan las lentes de contacto con la revolución que ello conllevaba: las gafas como las conocemos dejan de ser un «must have». Además, la llegada de los ordenadores y los avances tecnológicos abren un mundo nuevo en la elaboración de las lentes: la posibilidad de diseñar con precisión milimétrica, las simulaciones informatizadas y la posibilidad de estudiar cómo se comporta la luz a través de las lentes sin necesidad de construirlas.
Optometría comportamental.
Y ya que hablamos de historia, no queremos dejar pasar la oportunidad de hablar de lo que más nos gusta. Los orígenes de la optometría los encontramos en Estados Unidos, en el año 1901, cuando se reconoce como profesión por primera vez. Como ya sabéis, el tema es delicado, y anteriormente sólo se practicaba la optometría como un oficio aprendido de padres a hijos por el tallado de las lentes.
Poco después de que Einstein publicara su Teoría de la Relatividad en 1915, el Doctor. A.M. Skeffington planteó su propia teoría sobre cómo entender la visión de forma holística. Skeffinton comenzó diciendo que había más en la visión que el 1.0 (20/20) y el globo ocular. Y que la visión es «la capacidad de entender los estímulos visuales». Su pilar fundamental era que el organismo entero reaccionaba al estímulo luminoso de la retina. Una idea radical para la época, pero que ponía los cimientos de la optometría y todo lo que vendría después, como Neovisual, por ejemplo.
En 1940 nace la primera Asociación de ópticos y optometristas y dos años después la Escuela de óptica y optometría crean una biblioteca sobre este tema. Y tras varios años de enseñanza libre se crea la licenciatura en Óptica y Optometría. Lo de después ya lo sabéis, avances y más avances, la gran Susan Barry, y la demostración de que la terapia visual puede ayudar a mejorar la visión. Si no os lo creéis, daros una vuelta por nuestra clínica, nos tomamos un café y os lo contamos todo, todo, todo. Palabra de optometrista.
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